La tiranía socialista sin real oposición
RONNY PADRÓN | EL UNIVERSAL
miércoles 23 de octubre de 2013 12:00 AM
No está demás reiterarlo, hablamos de una realidad que sigue determinando nuestro presente e incluso nuestro futuro como nación. Porque difícil resultará hallar en la actualidad un ejemplo que refleje en mejor manera nuestra inédita sintonía entre gobernantes y gobernados.
En la Venezuela de hoy, sometidos a un proceso de esclavitud socialista –el socialismo cuando gobierna lleva tal impronta– que hace de la vida diaria del venezolano promedio una auténtica carrera por sobrevivir, la directiva nacional del principal movimiento demócrata, llamado como está a confrontar y vencer políticamente al régimen en gobierno, inexplicablemente se dedica a garantizar la permanencia del mismo en el poder, pues en lugar de "oponerse" a sus tratativas esclavistas, se afana por cohonestarlas. Entre tales se destaca la legitimación absoluta de un Poder Electoral notoriamente controlado por el partido de gobierno, con las lógicas consecuencias políticas que de ello se derivan.
La precitada sintonía pueblo-gobierno, implica el hecho insólito de que nosotros, los venezolanos de a pie, gente de trabajo y honrados, entendidos como colectivo, a pesar del horror que significa nuestro diario trajinar, continuamos siendo incapaces de generar respuestas válidas ante el despropósito político que amenaza esclavizarnos.
Porque se entendería a cabalidad que la actual directiva nacional de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) por razones siempre contrarias al interés general, hubiere decidido cohonestar el proceso de esclavitud socialista, en lugar de la confrontación política como era de esperar; de hecho, la historia está llena de colaboracionistas, a nadie sorprendería. Pero que un pueblo diezmado, humillado y estafado como el nuestro, continúe aceptando un liderazgo de tal catadura, sin hacer manifiesto su repudio ante tales despropósitos, no tiene parangón.
El proceso destructivo y esclavista del socialismo en gobierno, en cualquiera de sus manifestaciones, sean políticas, sociales o económicas, llámese el actual secuestro del poder público, la delincuencia desbordada o la escasez e inflación al galope, bastaría para que en cualquier lugar del mundo las protestas políticas de carácter público constituyeran noticia diaria.
En la Venezuela de hoy es diferente. Acá continuamos prefiriendo la supervivencia bajo condiciones indignas al ser humano, tal como lo impone el socialismo en gobierno, cohonestado como está por la actual directiva nacional de la MUD; siempre en espera de un evento socio-político extraordinario que nos cambie tan espantosa situación.
Pero es sabido que tales esperas, carentes de justificación en la Venezuela de hoy, generalmente dan lugar a desenlaces políticos negativos para la sociedad que los propicia con su inacción. Tales pueden ser, a saber: Motines: de cuyos resultados nada bueno cabría esperar, verbigracia: Los acaecidos en Caracas en febrero de 1989; Rebelión militar: La última de tales en 1992, fue génesis para la vigente tiranía; La perpetuación del régimen socialista, por agotamiento y resignación de la sociedad ante el poder esclavista, como es el caso de la isla-cárcel Cuba.
Ante ello quedan alternativas. Si optamos desde ya por trabajar con denuedo en la promoción de un liderazgo demócrata honrado y valiente, que asuma la conducción de nuestra Mesa de la Unidad Democrática por un camino muy distinto al actual; que a la luz del trabajo, la ley y el orden tenga por norte al Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia consagrado en la Carta Magna, en auténtica oposición a la esclavitud socialista, comenzando por una Venezuela presidida por venezolanos, nacidos en esta tierra y sin otra nacionalidad. La razón y el derecho están de nuestro lado ¡Nicolás muéstranos tu partida! ORA y LABORA.
En la Venezuela de hoy, sometidos a un proceso de esclavitud socialista –el socialismo cuando gobierna lleva tal impronta– que hace de la vida diaria del venezolano promedio una auténtica carrera por sobrevivir, la directiva nacional del principal movimiento demócrata, llamado como está a confrontar y vencer políticamente al régimen en gobierno, inexplicablemente se dedica a garantizar la permanencia del mismo en el poder, pues en lugar de "oponerse" a sus tratativas esclavistas, se afana por cohonestarlas. Entre tales se destaca la legitimación absoluta de un Poder Electoral notoriamente controlado por el partido de gobierno, con las lógicas consecuencias políticas que de ello se derivan.
La precitada sintonía pueblo-gobierno, implica el hecho insólito de que nosotros, los venezolanos de a pie, gente de trabajo y honrados, entendidos como colectivo, a pesar del horror que significa nuestro diario trajinar, continuamos siendo incapaces de generar respuestas válidas ante el despropósito político que amenaza esclavizarnos.
Porque se entendería a cabalidad que la actual directiva nacional de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) por razones siempre contrarias al interés general, hubiere decidido cohonestar el proceso de esclavitud socialista, en lugar de la confrontación política como era de esperar; de hecho, la historia está llena de colaboracionistas, a nadie sorprendería. Pero que un pueblo diezmado, humillado y estafado como el nuestro, continúe aceptando un liderazgo de tal catadura, sin hacer manifiesto su repudio ante tales despropósitos, no tiene parangón.
El proceso destructivo y esclavista del socialismo en gobierno, en cualquiera de sus manifestaciones, sean políticas, sociales o económicas, llámese el actual secuestro del poder público, la delincuencia desbordada o la escasez e inflación al galope, bastaría para que en cualquier lugar del mundo las protestas políticas de carácter público constituyeran noticia diaria.
En la Venezuela de hoy es diferente. Acá continuamos prefiriendo la supervivencia bajo condiciones indignas al ser humano, tal como lo impone el socialismo en gobierno, cohonestado como está por la actual directiva nacional de la MUD; siempre en espera de un evento socio-político extraordinario que nos cambie tan espantosa situación.
Pero es sabido que tales esperas, carentes de justificación en la Venezuela de hoy, generalmente dan lugar a desenlaces políticos negativos para la sociedad que los propicia con su inacción. Tales pueden ser, a saber: Motines: de cuyos resultados nada bueno cabría esperar, verbigracia: Los acaecidos en Caracas en febrero de 1989; Rebelión militar: La última de tales en 1992, fue génesis para la vigente tiranía; La perpetuación del régimen socialista, por agotamiento y resignación de la sociedad ante el poder esclavista, como es el caso de la isla-cárcel Cuba.
Ante ello quedan alternativas. Si optamos desde ya por trabajar con denuedo en la promoción de un liderazgo demócrata honrado y valiente, que asuma la conducción de nuestra Mesa de la Unidad Democrática por un camino muy distinto al actual; que a la luz del trabajo, la ley y el orden tenga por norte al Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia consagrado en la Carta Magna, en auténtica oposición a la esclavitud socialista, comenzando por una Venezuela presidida por venezolanos, nacidos en esta tierra y sin otra nacionalidad. La razón y el derecho están de nuestro lado ¡Nicolás muéstranos tu partida! ORA y LABORA.