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quinta-feira, 31 de outubro de 2013

Liberdade de expressão na Argentina sofre 'bullyng' da Suprema Corte

Editorial I

La libertad de expresión sigue amenazada

La sentencia de la Corte sobre la ley de medios encierra graves consecuencias para el derecho de propiedad y la seguridad jurídica

Como cualquier decisión judicial, el fallo de la Corte Suprema que dictó la constitucionalidad de la ley de medios audiovisuales en su totalidad frente a las objeciones del Grupo Clarín debe ser respetado, aunque no por eso podrán pasarse por alto sus potenciales graves consecuencias para la libertad de prensa y de expresión, y también para el derecho de propiedad y la seguridad jurídica.

No resulta un dato menor que tres de los siete miembros del máximo tribunal votaron en disidencia. Dos de ellos, los doctores Carmen Argibay y Juan Carlos Maqueda, expresaron que dos de los artículos de la cuestionada ley no eran aplicables, en tanto que el doctor Carlos Fayt votó en forma completa contra la norma. Los restantes cuatro ministros de la Corte -los doctores Ricardo Lorenzetti, Elena Highton, Enrique Petracchi y Eugenio Zaffaroni- apoyaron la ley en su totalidad y sus votos inclinaron la balanza.
Siempre hemos reiterado desde este espacio de opinión que la ley impulsada por el kirchnerismo, lejos de propiciar su declamado propósito de ampliar la pluralidad de voces, tenía como fin principal castigar a un grupo empresario en particular que pasó a tener una línea editorial contraria al pensamiento oficial que molestó al gobierno nacional.
El objetivo que se trazó el oficialismo con esta norma no era privilegiar la democratización de la palabra, sino acallar las voces críticas y avanzar hacia la conformación de un conglomerado de medios de comunicación paraoficiales, al servicio del proyecto hegemónico del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. El rótulo de "madre de todas las batallas", que el por entonces titular del Comité Federal de Radiodifusión y actual vicegobernador bonaerense, Gabriel Mariotto, le puso en su momento a esta ley, señala a las claras que el tan mentado pluralismo informativo encubría, en realidad, un ataque a medios de comunicación que las autoridades nacionales consideraban molestos.
La Corte efectuó en su sentencia una distinción entre la dimensión individual y la faceta social o institucional de la libertad de expresión. La primera alude a la potestad de todo individuo de expresar sus ideas y opiniones. La segunda se refiere a las expresiones relacionadas con la estructura y el funcionamiento de un sistema democrático, que proveen información y reflexiones a la población. Para la mayoría del alto tribunal, la defensa del pluralismo y de la libertad de expresión en esta dimensión social o institucional debe ser garantizada mediante la intervención reguladora del Estado. Y, de acuerdo con la ley en discusión, puede hacerlo no sólo promoviendo el acceso a los medios para quienes carezcan de una estructura empresaria, sino también mediante la prohibición de la expansión de los propietarios de otros medios, fijando límites a las licencias de servicios de comunicación audiovisual y cupos de abonados o de extensión geográfica. En otras palabras, para ampliar la libertad de expresión de unos, se puede limitar la libertad de expresión de otros.
Uno de los aspectos más cuestionables de la ley de medios ha sido la obligación de que los grupos empresarios que no se encuadren dentro de los límites que se fijan a la cantidad de licencias debieran desprenderse de ellas en el término de un año, desconociéndose los plazos de licencias otorgadas por el propio Estado y afectando el derecho de propiedad y las inversiones realizadas hasta el momento de acuerdo con un plan que sería discontinuado a la fuerza.
Frente a eso, la sentencia de la Corte expresó que no hay derechos adquiridos sobre la titularidad de una licencia, aunque, por otro lado, este tribunal ha sostenido siempre que el derecho de propiedad, garantizado en el artículo 17 de la Constitución, en una acepción amplia, abarca todo derecho de contenido económico, y no hay dudas de que las licencias para operar medios, su plazo y las inversiones involucradas lo tienen de manera cuantiosa.
La posibilidad de que cualquier licencia o concesión pueda ser revocada no es, precisamente, un incentivo a las inversiones en el país.
El reclamo de un resarcimiento a cargo del Estado por daños y perjuicios, si es que fuesen admitidos, no será nunca una solución, por cuanto el gravamen que se causa no se cubre con una indemnización.
La concepción del Estado regulador, que la mayoría del máximo tribunal encuentra compatible con la Constitución Nacional y la libertad de expresión, no tiene en cuenta que, como lo señalan las convenciones sobre derechos humanos suscriptas por nuestro país, la independencia periodística se puede ver seriamente limitada si un medio carece de independencia económica. Si hay un gobierno que reparte favores, se tornará difícil criticar al Gobierno sin que se socave la sustentabilidad económica.
Como lo ha señalado la propia Corte en su fallo, el Estado puede afectar la libertad de expresión si, mediante subsidios, el reparto de la publicidad oficial o cualquier otra vía (podría agregarse el cepo publicitario), los medios se transforman en "meros instrumentos de apoyo a una corriente política" o se procura "eliminar el disenso y el debate plural de ideas". Lamentablemente, estas loables consideraciones del más alto tribunal de la Nación volverán a caer en saco roto, en tanto el gobierno nacional, como ya señalamos, no está interesado en el pluralismo, sino sólo en que exista un mayor número de voces capaces de propalar el relato oficial. Algo que pareció quedar más que demostrado en las últimas horas, con el anuncio del titular de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca), Martín Sabbatella, de que hará la "transferencia de oficio" de los medios del Grupo Clarín que excedan el máximo de licencias establecido por la ley..

quarta-feira, 14 de agosto de 2013

Papa Francisco é fã do futebol... Viu pela TV Itália e Argentina



El papa Francisco vio el partido por televisión y se plantó el olivo que le regaló Lionel Messi

Vio el encuentro desde la Casa Santa Marta
 
 
Foto: Télam 
ROMA (DPA).- El papa Francisco, probablemente el más futbolero en la historia de la Iglesia católica, siguió hoy por televisión el amistoso disputado en su honor en Roma entre las selecciones de Italia y Argentina, en el que fue el gran ausente junto a figuras como Lionel Messi y Mario Balotelli.
Según medios italianos, el pontífice vio el encuentro desde la Casa Santa Marta, un hotel para huéspedes del Vaticano en el que se aloja desde que fue elegido papa en marzo, en lugar de en los aposentos papales como sus predecesores.
Al inicio del amistoso, el primero entre la Argentina e Italia disputado en 12 años, Javier Mascherano y Gianluigi Buffon, capitanes de ambos equipos, plantaron un olivo que el Papa bendijo ayer.
Tampoco asistió al encuentro el "número dos" de la Santa Sede y también gran futbolero, el cardenal secretario de Estado, Tarcisio Bertone, si bien entre los presentes había una delegación vaticana de unas 60 personas, entre religiosos y seglares..

terça-feira, 4 de dezembro de 2012

"... Una partida de ajedrez entre Gobierno e Clarín" // Ley de medios 7D



Martes 04 de diciembre de 2012 | 22:45

Las estrategias secretas del Gobierno y de Clarín

Por Fernando Laborda | LA NACION
Twitter: @flaborda    |   Ver perfil
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Como si fuera una partida de ajedrez, los dos grandes contendientes de la batalla del 7-D piensan cada movimiento intentando anticipar varias jugadas de su contrincante. Y el éxito de cualquier estrategia dependerá del secreto y la sorpresa. De ahí el hermetismo que protege los pasos que tanto el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner como el Grupo Clarín se disponen a dar en los próximos días.
Por supuesto, cualquier decisión de los actores de esta contienda estará condicionada a alguna resolución del Poder Judicial que pueda postergar los planes del Gobierno o las urgencias del grupo periodístico amenazado por la puesta en marcha de los artículos de la ley de medios audiovisuales objetados ante la Justicia.
Por ejemplo, en el muy poco probable caso de que el juez Horacio Alfonso dicte sentencia sobre el fondo de la cuestión antes del 7 del actual, o en el también muy hipotético caso de que la Cámara en lo Civil y Comercial disponga prorrogar la medida cautelar que suspendió los efectos de los artículos de la ley cuestionados por Clarín, este grupo contará con más tiempo. Aun ante la posibilidad de un fallo favorable a la constitucionalidad de la ley, Clarín podría apelar la sentencia y automáticamente suspender su aplicación. Razón por la que se especula que, a estas alturas, es el Gobierno el menos interesado en que se produzca un fallo.
Pocos creen que la Justicia pueda resolver algo así en cuatro días, pese al pedido en ese sentido que formuló la Corte Suprema. Por tal razón, cabe ahora preguntarse qué tienen previsto hacer el Gobierno y Clarín ante el inminente vencimiento de la medida cautelar.
Cabe ahora preguntarse qué tienen previsto hacer el Gobierno y Clarín ante el inminente vencimiento de la medida cautelar
Por lo pronto, el Gobierno, con el pretexto de celebrar el Día de los Derechos Humanos y el aniversario de la recuperación de la democracia (10 de diciembre), prepara un festival popular. El festejo se realizará un día antes, el domingo 9, para permitir que la movilización sea mayor y pueda eventualmente interpretarse como un "contracacerolazo". Desde luego, los cánticos y los carteles de la militancia que se dé cita tendrán un destinatario principal: el Grupo Clarín.
Un día después, si la Justicia no toma decisión alguna, la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca) comenzará a disponer los primeros cursos de acción para forzar al Grupo Clarín a desprenderse de las licencias que, según la ley de medios, le sobrarían. Lo que más viene trascendiendo desde el Gobierno es que se apuntará a Cablevisión. Concretamente, se trataría de quitarle licencias para operar en distintas localidades del interior del país, empezando por aquellas provincias donde el kirchnerismo gobierne y mantenga una influencia decisiva entre los jueces locales.
Estaría descartada, al menos en lo inmediato, la idea de avanzar con efectivos de la Gendarmería sobre empresas emblemáticas del grupo periodístico, por cuanto esto podría derivar en enfrentamientos con trabajadores y generar una ola de críticas, tanto a nivel nacional como internacional, tal como ocurrió en la Venezuela de Hugo Chávez con cadenas como Radio Caracas Televisión a las cuales se les quitó la concesión.
Estaría descartada, al menos en lo inmediato, la idea de avanzar con efectivos de la Gendarmería sobre empresas emblemáticas del grupo periodístico
La ley de medios establece que ningún grupo empresario puede tener más de 24 licencias de televisión por cable. Cablevisión cuenta con 158 en todo el país, pero debe tenerse en cuenta que mientras esta empresa tiene una licencia por cada localidad, otros grupos cuentan con una licencia para operar en numerosas localidades. Por caso, Telecentro cubre con una sola licencia una región geográfica, en el área metropolitana y bonaerense, que a Cablevisión le exige tener 19 licencias. De este modo, la norma parece haber sido hecha a medida para castigar al grupo que la Presidenta desea desguazar.
¿Qué hará el Grupo Clarín? Más allá del hermetismo propio de esta disputa, una opción podría pasar por presentar el mismo 7 de diciembre una propuesta de adecuación a la ley, que contemple la división de las sociedades licenciatarias de medios en varias empresas, cada una de las cuales quede a cargo de alguno de los principales accionistas del grupo, esto es, Ernestina Herrera de Noble, Héctor Magnetto, José Antonio Aranda y Lucio Rafael Pagliaro.
De este modo, la norma parece haber sido hecha a medida para castigar al grupo que la Presidenta desea desguazar
Sería esto último algo similar a lo que acaba de anunciar el Grupo Uno, cuyas cabezas son Daniel Vila y José Luis Manzano. Este grupo presentó ante la Afsca un plan de adecuación que contempla una división de licencias entre sus socios y la transferencia de otras a familiares y acreedores. De esta manera, se conformarían nuevas unidades productivas a cargo de cada socio o de asociaciones que no presenten incompatibilidades entre sí.
Claro que en estos casos alguien podría denunciar la existencia de testaferros y podrían cobrar actualidad los recientes dichos de Nicolás Cherei, un funcionario de la Afsca muy cercano a su titular, Martín Sabbatella, quien confesó que se controlaría a los diferentes medios con el fin de evitar la presencia de los testaferros que permitan a grandes grupos evadir el límite de licencias y precisó: "Si tienen diferentes dueños, vamos a controlar que haya también diferentes estilos editoriales, diferentes técnicos, diferentes periodistas y diferentes camarógrafos". Estos conceptos fueron luego desmentidos por Sabbatella, aunque para muchos observadores se trató de un sincericidio sobre los auténticos propósitos del Gobierno..