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sexta-feira, 29 de junho de 2012

A esquerda ou o vício ideológico /// Yoani Sánchez


La intelectualidad cubana: debatir o esconderse

Imagen tomada de http://krusay.blogspot.ca/
Imagen tomada de http://krusay.blogspot.ca/
¿Qué es un académico? ¿Qué es un intelectual? Son algunas de las interrogantes que me han atormentado durante años, incluso desde antes de graduarme en Filología Hispánica. Sumergida en la insolencia adolescente, creí en algún momento que para ser lo uno o lo otro era necesario asumir ciertas poses, gestos, seseos y hasta formas de vestir o de fumar. Con el tiempo, comprendí que la erudición no tiene que venir acompañada por una barbita puntiaguda, una mirada desde arriba, unas gafas a media nariz ni una de esas boinas ladeadas que tanto gustan a nuestros estudiosos. Conocí personas que llevaban a la par los conocimientos y la audacia, la sapiencia y la espontaneidad, un inmenso bagaje cultural y una humildad encomiable. Muchos de ellos ni siquiera lograron un diploma universitario ni publicaron un solo libro. También advertí que, frecuentemente, el mundo intelectual cubano no se estructura sobre la base de la sabiduría, sino del oportunismo y de la fidelidad ideológica. Ejemplos sobran de “honoris causa” otorgados como premio a la militancia, en lugar de galardonar con ellos las aptitudes profesionales. Abundan también -lamentablemente- los expulsados o relegados en centros de investigación por motivos de estricto corte político y no científico.
Pero más allá de las apariencias, como marca de una cofradía sabia o de las muestras de lealtad al gobierno que profesan tantos de nuestros ilustrados, hay una característica que se repite alarmantemente en la intelectualidad nacional: se trata de su incapacidad para sostener un debate con personas que dentro de la Isla no pertenecen a las instituciones santificadas y creadas desde el poder; su ineptitud a la hora de aceptar el reto de la discusión con quienes piensan diferente. Un académico cubano viaja de La Habana a San Francisco y tolera que desde el público cualquier norteamericano le haga preguntas y cuestionamientos que jamás admitiría ni siquiera escuchar en su propia patria. Toma un vuelo para participar en LASA 2012 y parece dispuesto a sentarse en un panel donde hay perspectivas liberales, demócratas y anti-totalitarias a las que jamás daría cabida aquí. Para colmo, la intervención que pronuncia fuera de nuestras fronteras es –a las claras- unos grados más atrevida y crítica que la dicha ante sus alumnos, sus lectores o sus colegas en Cuba. Sin embargo, una vez de regreso al territorio insular, si se le convoca a un intercambio de ideas desde la sociedad civil, la oposición o la escena alternativa, hace como que no escuchó la invitación o insulta a la contraparte. Denigra, se convulsiona, llama a Papá Estado para que lo defienda; todo eso y más antes que aceptar el intercambio de argumentos y posiciones que tan urgentemente necesita nuestro país. En fin, se esconde.
Así que ya he pasado la etapa de buscar en los diccionarios y los manuales la definición de lo que es un hombre sabio. No voy a describir aquí todos los puntos que me ayudan a hacerme una idea muy personal de la cultura de cada quien, pero les diré cuál es la característica que encabeza mi muy subjetiva lista. Se trata del arte para la polémica y la controversia que tenga una persona, de su disposición a escuchar incluso las tesis más antagónicas o los criterios más enfrentados. Admiro a quienes son capaces de debatir con el contrincante ideológico o académico sin caer en la arrogancia, la violencia verbal o la ofensa personal. No me molesta que algunos se vistan con lo que creen es la indumentaria de un intelectual, ni siquiera que digan coincidir ciento por ciento ideológicamente con el gobierno que –casualmente- les paga su salario. Lo que me irrita y decepciona es que, siendo supuestamente la vanguardia de la palabra y el pensamiento de esta nación, se nieguen a usar el verbo y las ideas en el debate, evadan su compromiso científico de buscar la verdad teniendo en cuenta todas las variables.

sexta-feira, 27 de abril de 2012

? Por qué José Daniel ? / Yoany Sánchez

¿Por qué José Daniel?

José Daniel Ferrer
José Daniel Ferrer
Sabía que irían a por él. Cuando hablé por primera vez -vía telefónica- con José Daniel Ferrer, me percaté enseguida de su excepcionalidad. Poco tiempo después conversamos alrededor de la mesa de nuestra casa y aquella impresión se confirmó aún más. Mientras afuera se hacía de noche, el hombre de Palmarito del Cauto nos narró los años vividos en prisión desde la Primavera Negra de 2003 hasta mediados de 2011. Los golpes, las denuncias, los reos que lo llamaban con respeto “el político” y también los carceleros que trataban de doblegarlo por la fuerza. Pasamos horas oyendo aquellas anécdotas, a veces de horror y otras de verdadero milagro. Como cuando logró esconder de las requisas un pequeño radio que fue su posesión más preciada hasta que él mismo lo hizo añicos contra el piso, segundos antes de que un oficial se lo decomisara.
José Daniel, el líder de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), es hoy el principal dolor de cabeza de la Seguridad del Estado en el Oriente del país. Ocupa ese lugar –admirable pero peligrosísimo- en parte porque cada palabra suya proyecta honestidad y determinación. Campechano, joven, conciliador, ha logrado avivar un movimiento disidente que languidecía entre la represión y el exilio de una parte de sus miembros. Su poder de convocatoria y el respeto que le tienen muchos, brota también de su perseverancia y especialmente de que se muestra más presto al abrazo que a la desconfianza. Se ha convertido en un hombre-puente entre varios proyectos ciudadanos y eso lo hace ahora mismo una afilada piedra dentro de la bota del gobierno cubano.
Desde hace 23 días este santiaguero incansable está detenido. Ya no puede moverse por las carreteras empinadas que conectan los municipios de su región, ni responder entrevistas, ni enviar desde su móvil mensajes a Twitter. El lunes pasado se declaró en huelga de hambre en el cuartel policial donde lo mantienen incomunicado. A su esposa Belkis Cantillo todavía no le han informado cuánto tiempo más pasará arrestado ni tampoco si le presentarán cargos legales. Algunos amigos tenemos un mal presentimiento. José Daniel Ferrer ha llegado a tener una capacidad de convocatoria que asusta a las autoridades cubanas y lo castigarán duramente por eso. Le temen, porque puede lograr que el título de “ciudad heroica” de Santiago de Cuba, cobre un nuevo sentido en estos tiempos.

domingo, 22 de abril de 2012

A beleza, mesmo das praias, sofre com o tempo / Yoani Sánchez

SOS por las playas del este

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Estamos en receso escolar.Las paradas se muestran atestadas de madres con niños que quieren ir al zoológico, al acuario o a cualquier otro lugar recreativo. En La Habana Vieja no queda un solo recoveco sin esos pequeñines que demandan un helado y le halan la falda a la abuela para que les compre una pizza. A las afueras de los parques de diversiones, una larga fila aguarda por subirse a los carros locos y despeinarse en las montañas rusas. Mientras, los padres meten la mano titubeante en la billetera. Saben que en la mayoría de los casos sólo los pesos convertibles lograran trastocarse en dulces y en refrescos, aunque la entrada al museo y al cine sea en moneda nacional. Los colegios serán, hasta que llegue el próximo lunes, sitios silenciosos y vacíos.
Mi hijo, que está en esa edad difícil entre la niñez y la adolescencia, también disfruta de su semana de vacaciones. Ayer, quiso nadar un rato en las playas del este de La Habana y allá nos fuimos, junto a mi padre que hacía una década no se llenaba los pies de arena. El mar estaba hermosísimo como siempre, el sol cumplía su papel allá arriba y hasta un par de nubes nos regalaron su sombra en este ardiente abril. La naturaleza, en fin, puso la mejor nota de la tarde. Sin embargo, una mezcla de desidia y abandono ha cambiado el paisaje costero que conozco muy bien desde mis años infantiles. Por supuesto que la zona para turistas -frente al hotel Tropicoco- está impecablemente limpia, con policías haciendo la ronda para que ningún cubano vaya a “molestar” a los extranjeros. Pero fuera de ese perímetro de confort, un verdadero desastre ecológico queda como escenario para los nacionales.
La arena ya no es una zona aplanada de ondas suaves. Cerca del mar se ve gris y compactada, mientras el viento se ha llevado sus partículas más finas hacia dunas enormes cubiertas de plantas espinosas. Entre la calle y lo que sería la espalda de los veraneantes se erigen ahora estos montículos que deben ser escalados para llegar a darse un chapuzón. Rocas, fragmentos de concreto y hasta maderos, se asoman en la orilla de varias partes del litoral. Boca Ciega, el trozo de playa donde iban las
familias hace treinta años y las prostitutas con sus clientes hace veinte, es hoy una zona carente del mínimo servicio de baños, cafeterías o sombrillas. Parece un campo de batalla después del bombardeo. Quitarse los zapatos para caminar un rato no es una buena idea, por culpa de los cristales y los trozos de metal. Ni hablar de la parte conocida como Guanabo, donde las zanjas de aguas albañales siguen drenando hacia el mar. Lo peor es que en las caras de los habitantes del lugar hay un gesto de olvido, abandono, pasado esplendor convertido en sal.
Mi hijo daba braceadas en el agua, mientras la adulta que soy se acordaba de todos los castillos de arena que levantó en aquel lugar. Evocaba aquellas diminutas fortalezas, desde cuyas torres empinadas el futuro parecía más hermoso y mejor.
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quinta-feira, 19 de abril de 2012

Color prosperidad / Yoani Sánchez

Color prosperidad

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Las balaustradas tienen forma de mujer desnuda y la verja está cubierta de lajas de piedras. El jardín alcanza apenas para medio metro de césped y sobre él ladra durante todo el día un diminuto pekinés. Desde la puerta de entrada se alcanza a ver la barra de “bar” que divide la sala de la cocina, con botellas rellenas de líquidos de colores. Un tanque de plástico asoma en el techo y almacena el agua para los días de escasez. Las ventanas de hierro y cristal traslucen las figuras que se mueven dentro del hogar y de noche revelan también el brillo del televisor. Toda la minúscula “mansión” ha sido pintada con ese color bermellón que por estos días es señal de prosperidad. Con esa tonalidad preferida por quienes se abren camino económicamente a pesar de las privaciones y los absurdos burocráticos.
Incluso en calles sin asfaltar sobresalen estas viviendas retocadas con esfuerzo propio y pesos convertibles. Minúsculos palacetes con pretensiones de grandeza saltan de pronto ante nuestra vista. Nos dejan entre sorprendidos y optimistas al encontrarlos en medio de los vericuetos de El Platanito, La Timba, Zamora, el Romerillo y otros barrios insalubres. Colindan con el basurero desbordado o la fosa albañal que destila calzada abajo, pero en sí mismas estas “casitas de muñecas” son como burbujas de bienestar. Tienen esas ínfulas que se expresan en detalles rocambolescos como columnas en forma de troncos de árboles o enanitos de barro a la entrada de la verja. Recargadas la mar de veces, arquitectónicamente ridículas otras tantas, estas imitaciones de castillos hablan de un deseo pujante de habitar un espacio hermoso, personalizado. Son como algunos barrocos panteones del cementerio habanero, pero esta vez para disfrutar en vida.
Me encanta tropezarme con esas fachadas y ver a sus moradores asomados a los mínimos balcones. Hay algo en ellos, en la pintura elegida para cubrir los muros y en el sonajero que cuelga del portal que me da esperanzas. Me reconforta saber que el deseo de progresar materialmente no fue borrado con tantos años de falso igualitarismo y simulada modestia. Algo de las ansias de prosperidad quedó en nosotros y ahora esa avidez tiene un color bermellón que es imposible tapar.

sábado, 14 de abril de 2012

Cumple-blog / Yoany Sánchez / Generacíon Y

Cumple-Blog

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Un niño de cinco años empieza a ir a la escuela, pero un blog de esa misma edad ha dado ya pasos más osados. Hago hoy un esfuerzo y trato de recordar a la mujer callada y temerosa que fui antes del 9 de abril de 2007 en que creé Generación Y. Sin embargo, no puedo. Se me pierde su rostro, se me diluye entre todos los momentos hermosos y difíciles que he experimentado después de colgar mi primer texto en la web. Ya no logro imaginarme sin este diario accidentado y personal. Tengo la impresión de que siempre, de una u otra manera, estuve escribiendo una bitácora. Cuando el adoctrinamiento y la sinrazón alcanzaban puntos intolerables, mi cabecita infantil glosaba la realidad -al margen- de una forma que nunca hubiera podido decir en voz alta. La adolescente evasiva en que me convertí también seguía haciendo lo mismo: narrándose su cotidianidad, tratando de explicársela e intentando escapar de ella.
Lo cierto es que aquella mañana en que salí de casa para colocar en Internet mi página virtual, nadie podía imaginar cuánto me transformaría con esa acción. Ahora, siempre que me asalta la aprensión de que la policía política cubana es “infalible”, exorcizo ese pensamiento diciéndome que “no lo sabían, ese día no pudieron siquiera intuir que crearía este sitio”. Lo que ocurrió después ya es más que conocido: llegaron los lectores, se adueñaron de este espacio como un ciudadano se apertrecha en una plaza pública; tocaron a mi puerta muchos otrosque querían ayuda para crear sus propios espacios de opinión; aparecieron los primeros ataques y surgieron también los reconocimientos. En el camino se me perdió aquella madre de 32 años que sólo hablaba de “temas complicados” en un susurro, se me extravió la treintañera compulsiva que apenas si sabía debatir o escuchar. Este blog ha sido como experimentar, en el tiempo y en el espacio de una sola vida, una infinidad de existencias paralelas.
Nunca más he podido volver a caminar de incógnita en la calle. Aquel don de la invisibilidad que alardeaba poseer se fue al traste, entre el abrazo de quienes me reconocen y los ojos atentos de quienes me vigilan. He pagado un enorme costo personal y social por estas pequeñas viñetas de la realidad y no obstante, volvería a tomar mi memoria flash, me iría nuevamente al lobby de aquel hotel donde lancé a la gran telaraña mundial mi post inaugural.

domingo, 8 de abril de 2012

Escuelitas y escuelitas... / Yoany Sánchez

Escuelitas y escuelitas

Niños cubanos cantan “Somos pioneros del comunismo, seremos como el Ché” al iniciar hoy el curso escolar – REUTERS/Desmond Boylan (Imagen y leyenda de la imagen tomadas de http://www.noticias24.com)
Niños cubanos cantan “Somos pioneros del comunismo, seremos como el Ché” al iniciar hoy el curso escolar – REUTERS/Desmond Boylan. (Imagen y leyenda de la imagen tomadas de http://www.noticias24.com)
La semana pasada encontré en la calle a un amigo italiano que vive en Cuba desde casi una década. Se me ocurrió preguntarle por sus hijos, dos adolescentes que nacieron en Milán pero ahora crecen en La Habana. “Ahí los tengo, en la escuela francesa” me confirmó sonriente. En un primer momento no entendí por qué había optado por aquella enseñanza francófona, pero él me lo aclaró. “¿Y qué quieres, que los mande a la escuela pública? ¡Con lo mala que está la educación aquí!”. Indagando, supe que ellos comparten aula con hijos de diplomáticos, de corresponsales extranjeros y de figuras de nuestra cultura que han contraído matrimonio con algún inmigrante. Por un pago de 5220 CUC (5800 USD) anuales, cada retoño del orondo milanés está bien atendido e instruido.
La primera impresión de aquel encuentro fue que mi amigo exageraba, pero inmediatamente repasé mi propia experiencia como madre de un escolar. Visualicé la cantidad de frazadas de piso, bolsas de detergente y escobas que hemos donado –a lo largo de estos años- para lograr que los pasillos y los baños del colegio estuvieran al menos presentables. En esa lista quedaba también el candado para la puerta del aula que repusimos en varias ocasiones y el ventilador comprado entre todos los padres pues el sofocante calor impedía a los niños mantener la atención. No olvidé tampoco la infinidad de veces que en nuestra casa se imprimieron los exámenes porque en la escuela no había papel, ni tinta, ni una impresora que funcionara. La merienda que tantos mediodías regalamos a los maestros, pues la comida del comedor estaba simplemente impresentable. Evoqué las cartulinas, los tubos de pegamento, las temperas y papeles de colores que también entregamos para el mural al que después le colocarían una imagen de Fidel Castro sonriente y magnánimo.
Sin embargo, decidí no quedarme sólo en el alto costo material de estos años escolares y seguí conectando memorias. Recapitulé sobre aquellos momentos en que se implementaron las llamadas tele-clases que llegaron a cubrir más del 60 % de las horas de enseñanza a través de un televisor. Las magníficas maestras y maestros que decidieron irse a sus casas a pintar uñas, vender café o se reubicaron en el sector del turismo porque la mezcla de alta responsabilidad y bajos salarios les resultaba insoportable. Y también tuve un minuto para los contados profesores de primaria y secundaria que a pesar de todo se quedaron en sus puestos. Enumeré una a una todas las atrocidades dichas a tantos adolescentes por los maestros emergentes (deberían llamarlos maestros instantáneos): desde que la bandera cubana tiene una estrella de cinco puntas por el número de agentes del Ministerio del Interior que guardan prisión en cárceles norteamericanas hasta que Nueva Zelanda está ubicada en el mar Caribe. Reconstruí también la tarde en que una maestra anunció frente a nuestro hijo que muy cerca de allí se realizaba un acto de repudio contra “peligrosos contrarrevolucionarios” y el pequeño Teo tragó en seco, pues sabía que su madre y su padre estaban entre las víctimas de aquel acoso. Desfilaron frente a mis ojos las innumerables ocasiones en que una auxiliar de ropa ajustada y ombligo afuera o un maestro con diente de oro y un águila en el pulóver criticó el pelo largo de los alumnos y no los dejó entrar a clases.
No faltaron, en mi catártica evocación de aquella tarde, las consignas repetidas hasta el cansancio, los matutinos interminables y rutinarios, el culto a la personalidad de unos hombres que aparecen en los libros de historia como salvadores y en los libros de ciencias como científicos. Todo eso me hizo, al final de mi reflexión, comprender el por qué mi amigo italiano prefiere la “escuelita francesa” de La Habana. Pero también supe que sus hijos crecerán con una idea muy diferente de lo que es la educación en esta Isla. Creerán que los luminosos y bien habilitados locales donde reciben cada asignatura, el almuerzo balanceado, la profesora solícita y los materiales escolares de calidad, son características inherentes a nuestros sistema educativo. No descarto que algún día -de regreso a Europa- participen en alguna protesta callejera para que su educación pública se parezca a la nuestra, para que sus hijos gocen de lo que ellos “conocieron” en Cuba.

quarta-feira, 4 de abril de 2012

Generación Y / Yoany Sánchez

Bata blanca

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Guanajay tiene un parque central que parece de un pueblo más grande y una glorieta con la majestad de toda una capital. Justo allí, durante 28 días estuvo Jeovany Jiménez en huelga de hambre reclamando su derecho a volver a ejercer como médico. Había sido inhabilitado de esa profesión desde 2006 cuando protestó por un menguado aumento salarial al personal de la salud pública. Se quejó de los escasos 48 pesos cubanos (2 USD), sumados –con bombo y platillo- al sueldo de cirujanos, anestesistas, enfermeras y otros profesionales del sector. Junto a la medida administrativa que se le aplicó, fue separado también del Partido Comunista donde militaba. A finales de 2010 y ante la ausencia de respuestas institucionales a sus reclamos, se abrió el blog Ciudadano Cero en la plataforma Voces Cubanas.
Después de enviar al Ministerio de Salud Pública (MINSAP) una veintena de cartas durante estos más de cinco años, el proscrito Dr. Jiménez recurrió a una desesperada estrategia, dejar de ingerir alimentos hasta que lo rehabilitaran en su puesto. En medio de la tristeza de sus amigos y la curiosidad de los transeúntes que pasaban por el parque de Guanajay, comenzó a perder kilogramos y esperanzas. Desde el 5 de marzo pasado se negó a comer y sólo se avistaban dos opciones: que tuviera que abandonar la huelga sin alcanzar sus reclamos o que terminara en un ataúd. El más increíble de los escenarios era que lo reivindicaran legalmente como médico, dada la terquedad de las instituciones a la hora de rectificar una injusticia. Y sin embargo, sucedió el milagro.
Ayer domingo, dos funcionarios del MINSAP le llevaron a Jeovany Jiménez la resolución 185 donde se le permite volver a trabajar en su profesión. Incluso le van a reintegrar el monto salarial que dejaron de pagarle en estos seis años de desempleo. Para alcanzar este “final feliz” el Dr. Jiménez tuvo como arma principal su tenacidad, esa constancia que muchos de sus conocidos ya catalogaban casi como una obsesión. Esta protesta que no tuvo cariz político sino laboral, contó con la magnífica herramienta de Internet para darle visibilidad y también los micrófonos de periodistas, emisoras radiales y televisoras extranjeras que arrojaron luz sobre tan desproporcionado castigo administrativo. Pero el toque final lo dio su propio cuerpo. Ese cuerpo que el juró cuidar en los otros y que puso en riego en sí mismo para que le devolvieran el derecho a sanar. Un médico que haya luchado así por retornar a la consulta, al estetoscopio sobre el pecho, a la bata blanquísima y a la letra apretada de las recetas, se merece más, se merece un diploma de oro.

terça-feira, 27 de março de 2012

Diário Desde Cuba... / Yoany Sánchez

Yoani Sánchez

yoanisanchez

yoanisanchez #cuba Hoy estoy invitada a participar en#Notimujer para hablar de la visita del #PapaCuba Ojala la llamada pueda entrar!2 minutes ago · reply · retweet ·favorite
yoanisanchez #cuba Virgen de la Caridad, conocida como Cachita es probablemente unico punto en q nos ponemos d acuerdo los cubanos #PapaCuba35 minutes ago · reply · retweet ·favorite
yoanisanchez #cuba Hasta ahora ningun anuncio oficial de que el #PapaCuba vaya a visitar al ex presidente#FidelCastro37 minutes ago · reply · retweet ·favorite
yoanisanchez #cuba Hoy tambien es el dia en que el#PapaCuba visitara el santuario de la Virgen de la Caridad, en El Cobre Stgo39 minutes ago · reply · retweet ·favorite
yoanisanchez #cuba Hoy es el dia en que ocurrira el encuentro oficial entre#PapaCuba y Raul Castro45 minutes ago · reply · retweet ·favorite

El viento, las ovejas y el Pastor / Yoany Sánchez

El viento, las ovejas y el Pastor

Imagen tomada de www.elheraldo.hn/
Imagen tomada de www.elheraldo.hn/
En aquel enero de 1998, al finalizar la misa de Juan Pablo II en la Plaza de la Revolución, un viento fresco recorrió la amplísima explanada. Mi hijo iba sentado sobre los hombros de su padre y la brisa le arremolinó la cabellera. El Papa ya había terminado la homilía, pero aún así retomó el micrófono y dedicó varias palabras en latín a aquella juguetona racha que nos despeinaba a todos. “Spiritus spirat ubi vult et vult Cubam” sentenció. Regresamos a casa un rato después, apretujados entre miles de personas vestidas de blanco y amarillo. Desde entonces, tengo la sensación de que el vendaval no ha parado de batir sobre nosotros, de que aquella ráfaga ha pasado a recorrer la Isla, a sacudir todas nuestras vidas.
Todavía Benedicto XVI no ha llegado a Cuba y ya parte de ese torbellino nos está agitando. Entre los fieles católicos se percibe júbilo por la visita papal y expectativas de que ésta contribuya a ampliar el papel de la Iglesia en nuestra sociedad. Para quienes tuvieron que mantener los crucifijos escondidos durante décadas por temor al ateísmo radical, resulta un alivio la paulatina eliminación de la intolerancia religiosa. Que ya se logren transmitir misas por la televisión oficial y se permitan procesiones en las calles portando la imagen de la virgen de la Caridad, les parece a muchos suficiente terreno ganado. Sin embargo, a cada minuto alcanzado por la jerarquía eclesial en los medios masivos y a cada palabra intercambiada en la mesa de negociación con el gobierno, le ha correspondido también su porción de pérdida y de descalabro. Porque, no nos engañemos, la clandestinidad de las catacumbas es más coherente con el discurso de Cristo que la cómoda cercanía al trono.
A menos de 24 horas de que el Papa llegue a Cuba, ya el guión de su estancia entre nosotros está escrito y no precisamente por la comitiva del Vaticano. El gobierno raulista ha emprendido una “limpieza ideológica” para evitar que activistas, disidentes, opositores, periodistas independientes, bloggers alternativos y otros inconformes lleguen hasta las plazas donde Su Santidad hablará. Amenazas de no salir de casa, operativos desproporcionados, arrestos, teléfonos cortados, gente deportada desde el Oriente del país para impedirle estar en la Plaza Antonio Maceo el próximo lunes. Una razzia de intransigencia que recuerda aquellos tiempos de escapularios arrancados y sotanas escupidas por los fanáticos hijos de una revolución que se declaró materialista y dialéctica. Es cierto que ya no se persiguen los rosarios, pero se continúan acosando las opiniones. Ahora, tener un cuadro con el Sagrado Corazón de Jesús no le cuesta el puesto de trabajo a nadie, pero creer que una Cuba libre es posible le hará sufrir la estigmatización y el calvario. Ya podemos rezar en voz alta, pero criticar al gobierno sigue siendo pecado, blasfemia.
En las manos y en la voz de Benedicto XVI queda ahora la elección de si se deja secuestrar la visita por las intenciones de un partido que sigue teniendo como doctrina el marxismo leninismo. En sus ojos está la capacidad de darse cuenta que entre los fieles reunidos en las plazas faltan numerosas ovejas del rebaño cubano que han sido impedidas de llegar hasta las cercanías de su báculo. En sus oídos está la decisión de escuchar otras voces más allá de las oficiales o de las estrictamente pastorales. Con esa sabiduría milenaria que la Iglesia evoca ante cada obstáculo, el Papa debe saber que en esta visita se decide parte de la presencia y de la influencia de la fe católica en el futuro nacional. En sus manos, en su voz, en sus oídos, queda entonces el confirmarnos que comprende lo trascendental del momento.
Quizás ocurra  que un viento juguetón se escape del control, se burle de la policía política e irrumpa sobre la multitud. Un brisa libre en un país amordazado que lleve hasta los mismísimos tímpanos papales esas vibraciones, esas frases que sólo podemos susurrar en voz baja.

segunda-feira, 26 de março de 2012

Benedicto XVI, el cocodrilo y Cuba / El País / Yoany Sánchez

Benedicto XVI, el cocodrilo y Cuba

Raúl Castro intentará presentar del viaje papal como un gesto de validación del régimen

Tres días antes de que aterrizara la comitiva papal en nuestra isla, llegó un curioso embajador de la defensa del medio ambiente, la paz y la solidaridad. Un hermoso cocodrilo cubano -que había sido exportado ilegalmente a Italia- era devuelto y recibía una entusiasta bienvenida en nuestro Zoológico Nacional. El ya famoso reptil le fue donado a Benedicto XVI en enero y este decidió retornarlo al medio donde nació. Quizás como símbolo de que Cuba puede recuperar su lugar en el hábitat mundial, su sitio en el entorno de las naciones democráticas.
Para cuando el propio Papa arribó a Santiago de Cuba, el animal se acostumbraba poco a poco a su nueva dieta y al inclemente sol del trópico. El cocodrilo estaba de vuelta, Joseph Ratzinger solo de paso.
Los católicos cubanos han esperado 14 largos años para acoger nuevamente a un sucesor de Pedro. La visita de Juan Pablo II en enero de 1998 dejó una honda impresión entre los fieles y logró que las autoridades decretaran desde entonces el 25 de diciembre como día feriado.
Difícil igualar el impacto causado por aquel Papa polaco en una sociedad que intentaba despertar de la oscura noche del Período Especial. Sin embargo, a sabiendas de que la corriente afectiva dejada por Karol Wojtyla resulta insuperable, ahora Su Santidad ha querido trascender con estilo propio. En el avión que lo trasladaba a México adelantó que “el comunismo ya no funciona en Cuba”, frase mucho más directa que cualquiera de las pronunciadas por su predecesor sobre el sistema cubano. Al decir de un simpático habanero en una peña deportiva, “este Papa se parece a los futbolistas alemanes… porque no juega con tanta gracia y belleza como los brasileños, pero meterá un gol”.
A lo largo de las últimas semanas, en todos los centros laborales y docentes se han sucedido reuniones para convocar a trabajadores y estudiantes a las misas en la plaza Antonio Maceo y en la capitalina Plaza de la Revolución. “Nadie puede faltar”, han dicho las autoridades y, como casi siempre ocurre, estas citaciones tienen algo de imperiosa asistencia, de obligatorio cumplimiento.
El Gobierno quiere dar una imagen de control y para ello ha practicado una meticulosa “limpieza ideológica” a lo largo de toda la isla. Los métodos empleados para lograrlo van desde los arrestos domiciliarios, el corte de servicio telefónico, las amenazas, las deportaciones de una provincia a otra y las detenciones de los disidentes más activos. Esta oleada represiva ya ha sido bautizada popularmente como la operación “Voto de silencio”. Incluso los mendigos y limosneros que merodeaban por las calles de Santiago de Cuba y de La Habana están recluidos hasta que pase la visita papal. Todo tiene que ajustarse a un guión escrito con anterioridad, y no precisamente en los salones del Vaticano.
Pero los imprevistos no han parado de sucederse. El 13 de marzo un grupo de trece personas se introdujo en el templo dedicado a la Virgen de la Caridad del Cobre en La Habana y exigió hacerle llegar un pliego de demandas a Benedicto XVI. Dos días después y cerca de la medianoche, la jerarquía religiosa autorizó la entrada al recinto de un comando —no armado— que sacó por la fuerza a los ocupantes. Aunque varios disidentes habían mostrado su desacuerdo con la ocupación de la parroquia con fines políticos, el desenlace final recibió un repudio abrumador. Hasta el punto que muchos aseguran que en ese acto se jugó —y se perdió— el futuro papel de la alta jerarquía de la Iglesia católica en nuestra transición. Las Damas de Blanco, por su parte, le han solicitado al Papa que les dé al menos un minuto de su tiempo para narrarle esa otra Cuba que la versión oficial nunca le enseñará. Hasta ahora no hay ninguna señal de que Su Santidad las reciba. Ni a ellas ni a otros activistas de la sociedad civil.
De no ocurrir encuentro alguno con ese sector social, el Gobierno de Raúl Castro tratará de presentar el viaje del inquilino del Vaticano como un gesto de validación a su administración. La jerarquía eclesial, por su parte, intentará recuperar algo del terreno social y educativo que le fue arrebatado a partir de 1959. Ya ha logrado que le permitan construir un nuevo seminario y transmitir las más importantes misas a través de la televisión nacional. Atrás han quedado los años de fanatismo antirreligioso en los que la gente era expulsada de su trabajo o de su centro de estudios por tener un cuadro del sagrado Corazón de Jesús en la sala de su casa.
Sin embargo, todavía la Iglesia está muy lejos de poder disponer aquí de los espacios públicos, escolares y políticos que ostenta en otros países de Latinoamérica. La visita de Benedicto XVI puede ser definitoria para alcanzar ese objetivo. Pero solo podrá lograrlo si el Papa trasciende la escena pastoral y extiende su manto protector sobre la pluralidad que emerge en Cuba, en esta isla con forma de cocodrilo dormido, sedado.
Yoani Sánchez es periodista cubana y autora del blog Generación Y.