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terça-feira, 15 de abril de 2014

Um texto de New Journalism por um jogo de basquete da Euroliga

EUROLIGA Los blancos superar a Olympiacos (88-71)

El mejor Rudy, el mejor Madrid


La mejor versión, aquella que asombraba al mundo hace no tanto, que despertaba la admiración en los escenarios más fieros y convertía el Palacio en un parque de atracciones, rescatada en el momento preciso. No la había perdido el Real Madrid del todo, pero era hasta reconocido que el listón había bajado algo por la pura fatiga de una temporada sin respiro. Ante un rival como Olympiacos no se admiten medias tintas. Fue la plenitud blanca y la excelencia de Rudy Fernández, el jugador total que guio a los blancos a la primera victoria de una serie que promete. [Estadísticas: 88-71]
La intensidad de ida y vuelta, dos grupos que son cumbre en Europa, los protagonistas de la última final condenados a la guerra. No parece que se vayan a permitir siestas el uno al otro. Así lo puso de manifiesto la primera mitad. Un inicio en modo ciclón para el Madrid, que tanto recordó a aquel primer cuarto del O2 Arena en el que ya se cantaba la novena. Una respuesta no menos contundente de Olympiacos, capitaneada al alimón por Printezis y Spanoulis. Y un arrebato final de Sergio Rodríguez, enrabietado porque con él en pista, cosa rara, había llegado la reacción helena; un triple sobre la bocina para marcharse al vestuario con ventaja (48-41) y una sonrisa acompañando al sudor.
El resultado y la lección aprendida eran las buenas noticias para el Madrid, que a la vuelta ya no dudó. Amenazó con emerger Spanoulis, pero el que estaba absolutamente en vena era Rudy Fernández, omnipresente toda la noche, demostrando que, a este nivel, no hay nadie en Europa similar. El balear volvió a romper con ocho puntos seguidos mientras se peleaba con el mundo, se encaraba con unos y otros, gesticulaba, protestaba y provocaba. Es su manera de concentrarse, de sentirse todopoderoso. Ángel y demonio.
Mientras estiraba la cuerda (66-49, min. 28), la sensación era evidente. Este señor equipo llamado Olympiacos, bicampeón de Europa, necesita la mejor versión blanca, la arrolladora de la primera mitad del curso, para superar esta eliminatoria y regresar con el desquite a la Final Four. El Madrid ya no volvió a sestear. Fue acercarse a 10 el equipo el rival, y dar otro latigazo, a base de robos y contras, de defensa asfixiante (provocó 15 pérdidas) y de ataques con corazón y talento. Rudy seguía en sus batallas, completando su obra de arte, otro partidazo cuando más vale. Ya lo hizo ante CSKA (28 puntos) hace unas semanas. Fue un curioso triple de Mejri el que colocó la sentencia cuando aún restaban cinco minutos (81-63). Ya era la hora de pensar en la cita del jueves, que no será menos agotadora ni bronca; el pique final entre Bourousis y Petway, uno de tantos, así lo augura.

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