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sexta-feira, 21 de dezembro de 2012

Antes que a delinquência se torne profissão...


Uruguay: Educación es la solución para la delincuencia juvenil

Estudio muestra que la falta de un sistema educacional eficaz es responsable del 35% de los delitos juveniles.

Por Antonio Larronda para Infosurhoy.com – 14/11/2012


				Unos 72 jóvenes del barrio Casavalle, uno de los más peligrosos de Montevideo, asisten a cursos de inserción laboral como el de electricidad (en la imagen) en el Centro Educativo Los Pinos. (Antonio Larronda para Infosurhoy.com)
Unos 72 jóvenes del barrio Casavalle, uno de los más peligrosos de Montevideo, asisten a cursos de inserción laboral como el de electricidad (en la imagen) en el Centro Educativo Los Pinos. (Antonio Larronda para Infosurhoy.com)
MONTEVIDEO, Uruguay – La falta de educación formal es la principal razón para la delincuencia juvenil en Uruguay.
El fracaso del sistema educativo público en los grupos de bajos recursos explica casi un 35% de los delitos juveniles en Uruguay, según el estudio Los dilemas de la delincuencia juvenil en Uruguay del Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (Ceres).
“Los sueldos de los trabajos a los que pueden acceder los jóvenes de ese sector social por el nivel educativo que reciben son menores al que pueden obtener en un acto de delincuencia”, explicó el economista Ignacio Munyo, autor del estudio.
Por ello, más de la mitad de los adolescentes involucrados en delitos declara que la delincuencia es su profesión, agregó Munyo. El estudio analizó datos de los últimos 15 años del Ministerio del Interior, de universidades, del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU) y del Latinobarómetro.
En los últimos 15 años, los delitos totales de los jóvenes se duplicaron en Uruguay, pero los asaltos con uso de la violencia cometidos por ellos se multiplicaron por cuatro, según el informe.
Los asaltos cometidos por adolescentes crecieron tres veces más que los realizados por adultos. Los menores son responsables de un 40% del total de asaltos en los últimos 15 años.
“A esto también ayudó la reducción de las penas que enfrentan los adolescentes al ser juzgados y condenados, lo que explica otro 30%[de los delitos juveniles en Uruguay]”, dijo Munyo.
El aumento en las fugas del Sistema de Responsabilidad Penal Adolescente (SIRPA) y del INAU es responsable por un 10% de los delitos juveniles.

				Muchos de los jóvenes y niños del Centro Educativo Los Pinos almuerzan diariamente por un costo de 20 pesos uruguayos (US$1). En la imagen, las cocineras preparan la comida de los estudiantes. (Antonio Larronda para Infosurhoy.com)
Muchos de los jóvenes y niños del Centro Educativo Los Pinos almuerzan diariamente por un costo de 20 pesos uruguayos (US$1). En la imagen, las cocineras preparan la comida de los estudiantes. (Antonio Larronda para Infosurhoy.com)
“En último lugar se encuentra la epidemia de pasta base que disminuye la conciencia de riego a corto plazo y explica otro 10%”, dijo el economista.
Lo restante de las razones (15%) se atribuye a múltiples factores, como la disminución de la tasa de mortalidad infantil en las poblaciones de bajos recursos.
Para Munyo, la más efectiva solución para el problema de la delincuencia juvenil es mejorar la educación, lo que la reduciría un 50%.
De los 47 mil niños que nacen anualmente en el país, un 25% vivirá en hogares pobres, lo que les hará más difícil desarrollar su potencial, según el informe Unicef Uruguay sobre Derechos de la Infancia y la Adolescencia 2012.
La solución es la educación
AlexanderVargas, de 18 años, nació en el barrio Casavalle, uno de los más peligrosos de Montevideo. Su destino sería como lo de muchos de la zona: pasar su tiempo en las calles y tal vez volcarse a la delincuencia.
Pero Vargas aprovechó la oportunidad de estudiar y aprender un oficio en un centro educativo del barrio.
“Decidí estudiar porque quiero tener un trabajo que me permita vivir y evitar estar en la calle perdiendo el tiempo”, dijo el joven, que hoy estudia mecánica, electricidad, informática, seguridad industrial y concurre a un taller de orientación laboral en el Centro Educacional Los Pinos.

				Pablo Bartol, director del Centro Educativo Los Pinos, localizado en el barrio Casavalle, uno de los más peligrosos de Montevideo: “La clave no es tratar a los pobres como pobrecitos, sino como personas que pueden llegar a más”. (Antonio Larronda para Infosurhoy.com)
Pablo Bartol, director del Centro Educativo Los Pinos, localizado en el barrio Casavalle, uno de los más peligrosos de Montevideo: “La clave no es tratar a los pobres como pobrecitos, sino como personas que pueden llegar a más”. (Antonio Larronda para Infosurhoy.com)
En el centro donde estudia Vargas, la formación profesional es la solución a la falta de opciones que lleva los jóvenes al crimen.
El centro ofrece apoyo en educación primaria, secundaria y formación técnico profesional integral para que jóvenes de escasos recursos ingresen en el mercado laboral.
“La clave es no tratar a los pobres como pobrecitos, sino como personas que pueden llegar a más. Que no se queden esperando a sacar la lotería o en ser un jugador de fútbol famoso. O peor, que se vuelquen a la delincuencia”, dijo Pablo Bartol, director del centro.
Actualmente, 144 niños asisten a los cursos de educación primaria y 72 adolescentes, a los de secundaria. Algunos almuerzan en el lugar. Los cursos tienen un costo mensual de 280 pesos uruguayos (US$14) y el almuerzo,20 pesos uruguayos diario (US$1). Para los que no pueden pagar, el valor mensual se cambia por un día de trabajo de un integrante de la familia en el centro. Un día de trabajo también paga 14 almuerzos en el centro.

				Alexander Vargas, 18 años, que estudia en el Centro Educativo Los Pinos, en el barrio Casavalle: “Tener reglas me hizo crecer y estar preparado para luego aplicarlas en un trabajo”.  (Antonio Larronda para Infosurhoy.com)
Alexander Vargas, 18 años, que estudia en el Centro Educativo Los Pinos, en el barrio Casavalle: “Tener reglas me hizo crecer y estar preparado para luego aplicarlas en un trabajo”. (Antonio Larronda para Infosurhoy.com)
“Queremos que la familia sienta que no se le regala nada, sino que todo es fruto del esfuerzo. Generamos así identidad de objetivos, de valores y límites, porque si a ellos no les importa que el joven estudie, poco podemos hacer nosotros”, dijo Bartol.
En los cursos de capacitación laboral del centro, al cual asisten unos 72 jóvenes, se enseña mecánica, electricidad, informática, neumática (máquinas industriales de aire comprimido) e interpretación de diagramas eléctricos.
Los cursos tienen 400 horas de duración, de las cuales 70 horas son con psicólogos que los preparan para generar una actitud positiva hacia el trabajo. Al final de la capacitación, a todos se les ofrece un trabajo formal. Un 90% acepta al año y un 75% conservan su trabajo después de un año de prueba, dijo Bartol.
“Tener reglas me hizo crecer y estar preparado para luego aplicarlas en un trabajo. Ahora me siento más grande, más adulto, porque aprendí que hay responsabilidades, como llegar en hora y no faltar”, dijo el joven.

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