Afegãos aproveitaram esta sexta-feira (20), dia tradicional de rezas e “fim de semana” nos países muçulmanos, para se lavar em banho coletivo na capital do país, Cabul
Barclaycard espera que sua nova tecnologia faça sucesso como no Japão
Um banco britânico lançou um "mini cartão de crédito e débito", que é acoplado ao telefone celular dos seus clientes, e usado para pagamentos imediatos de contas.
A tecnologia permite que os usuários paguem despesas de até 15 libras (cerca de R$ 45) sem precisar entrar com nenhuma senha. Basta passar o cartão próximo a uma máquina de pagamentos, sem nem encostar no equipamento. Por isso, o sistema é chamado "wave-and-pay" ("acene-e-pague", em português).
A tecnologia é semelhante à utilizada no Japão, que já adota o sistema desde 2004. O banco espera que o sistema repita na Grã-Bretanha o sucesso obtido no país asiático.
Por ora, poucos clientes do Barclaycard têm acesso ao "wave-and-pay" do banco, batizado de Barclaycard PayTag, mas o plano do banco é que milhões de pessoas adotem o sistema até o final do ano.
O mini cartão de crédito é mais parecido com um chip, e tem um terço das dimensões de um cartão de crédito normal. O cartão foi feito para ser encaixado em aparelhos celulares, mas pode também ser usado na carteira ou até mesmo em um anel.
Por ora, apenas alguns estabelecimentos selecionados - entre farmácias, supermercados e cafés - aceitam receber o pagamento pelo PayTag. O sucesso deste período de testes é importante para o banco, para que o sistema possa ser ampliado para outros estabelecimentos de comércio.
Peggy Chien (below right), who has taken street cat photos for seven years, says she wants the images to represent Taiwan's diverse scenery and customs.
A Taiwan photographer captures the island from a feline's angle. Shi Yingying gets down on four paws to share the view.
The model poses before the camera as she averts her eyes from the prying lens and turns her head gracefully into another direction. Suddenly, she jumps onto the roof and vanishes without a trace, leaving the camerawoman somewhat disappointed.
"But that's just what cats do, you've got to be patient," shrugs Peggy Chien (or Chien Pei-ling) after seven years of photographing street cat...
Aproveitando a maré baixa do valor dos imóveis nos Estados Unidos, Edir Macedo comprou no início do ano um prédio no centro de Los Angeles por 17,5 milhões de dólares.
Beneficios de hablar solo: concentración y rapidez
Un estudio científico en EE.UU. indicó que esta conducta nos ayuda a enfocarnos en una tarea específica; detalles del experimento
Aunque mucha gente suele hablar sola hasta ahora no se conocía si esta conducta, aparentemente irracional, tiene algún beneficio.
Una nueva investigación en Estados Unidos dice haber encontrado una utilidad: hablar solo nos ayuda a enfocarnos en una tarea. Específicamente, los científicos de las universidades de Wisonsin-Madison y Pensilvania, querían entender si hablar en voz alta ayuda a un adulto en la búsqueda de objetos perdidos.
En el estudio, publicado en Quarterly Journal of Experimental Psychology (Revista Trimestral de Psicología Experimental), la mitad de los participantes debían repetir en voz alta el nombre de un objeto invisible.
Por ejemplo, "¿dónde están las llaves del auto?". Otros debían sólo pensar en ese objeto sin decirlo en voz alta. Y así, encontraron que los que hablaban solos pudieron encontrar el objeto más rápido que los otros participantes.
Tal como señalan los investigadores , "las etiquetas verbales -el habla autodirigida- pueden cambiar un proceso perceptual continuo". "Por ejemplo, escuchar la palabra 'silla' puede temporalmente convertir nuestro sistema visual en un mejor 'detector de sillas' que si simplemente pensamos sobre una silla".
"Escuchar el nombre de un objeto puede mejorar nuestra capacidad de atender simultáneamente a múltiples regiones del espacio que contienen esos objetos nombrados y hacer visible un objeto que hasta ese momento era invisible" agregan los autores.
PROCESAMIENTO VISUAL
Estudios en el pasado han mostrado que los niños utilizan continuamente esta "habla autodirigida" para ayudarse a sí mismos a llevar a cabo una conducta o concentrarse en la tarea que están llevando a cabo.
Por ejemplo, suelen repetir en voz alta cada paso que dan al vestirse o al atarse los cordones y esto les ayuda realizar mejor esa actividad.
El doctor Gary Lupyan quería analizar si hablar en voz alta tiene alguna utilidad en los adultos. Tal como explica el investigador, diseñó su estudio después de observar a adultos en el supermercado que hablaban solos mientras buscaban algún producto en los estantes.
En el estudio se mostró a los participantes 20 imágenes de distintos objetos y se les pidió encontrar uno en particular. A algunos de los participantes se les mostró una etiqueta con un texto que les indicaba el objeto a buscar, por ejemplo: "por favor busca la tetera".
A otros se les pidió que buscaran el objeto repitiendo esas palabras en voz alta. Estos últimos pudieron encontrar la tetera con más rapidez.
"Esto no quiere decir que hablar en voz alta hará aparecer el objeto como por arte de magia" explica a la BBC el doctor Lupyan. "Lo que significa es que si ya sabemos cómo se ve ese objeto (por ejemplo las llaves del auto), repetir el nombre del objeto en voz alta ayuda a nuestro cerebro a reactivar esa información visual y eso facilita su búsqueda".
"Esto es lo que hacemos cuando vamos de compras y encontramos una extensa variedad de productos". "Cuando comenzamos a repetir el nombre del producto que queremos, en nuestra mente comienzan a surgir claves visuales de ese producto, el color de su empaquetado, etc. y esto puede guiar nuestra búsqueda" agrega el investigador.
HABLA Y MEMORIA
Estudios en el pasado ya han demostrado el poder del habla en la memoria. Por ejemplo, cuando queremos recordar un número telefónico o la lista de productos que debemos comprar solemos repetirlo en voz alta y esto nos ayuda a almacenar esa información en la mente.
Pero este estudio, dice el doctor Lupyan, no investigó el impacto de las claves del habla en la memoria. Y tampoco se trató simplemente de buscar una buena estrategia para encontrar nuestras llaves perdidas.
Tal como señalan los investigadores, el estudio demuestra la importancia de las palabras en el procesamiento visual cerebral. Y confirman lo que han revelado otros estudios de que el lenguaje no es sólo una herramienta para la comunicación, también puede mejorar nuestros procesos cognitivos y ayudar a concentrarnos mejor..
Cristina Kirchner quiere que YPF sea estatal. Hermes Binner y Ricardo Alfonsín la apoyan. Mauricio Macri no está tan de acuerdo, pero de llegar al poder no lo corregiría. Carlos Menem, que vendió la empresa, ahora quiere que el Estado la recompre.
El kirchnerismo obtuvo el 54% de los votos. Pero en la clase política consigue el 100%.
Esta unanimidad es mucho más extravagante que las incoherencias oficiales en materia de energía.
Evoca Pablo Gerchunoff: "Durante los años 40 y 50, José María Gatica fue uno de los emblemas del peronismo en las noches del Luna Park. Su relación campechana con el general fue memorable; sus seis peleas con Alfredo Esteban Prada, también. Como si esas peleas fueran la metáfora de otra imposible de ganar, los antiperonistas tomaron partido fervoroso por Prada, que ganó tres y retuvo siempre el título. Hubo alguna alegría, pero detrás de ella se escondían el vacío y la impotencia. El sobrio Prada era tan peronista como Gatica. Los antiperonistas se ocultaron a sí mismos esa verdad dolorosa. Simplemente, no tenían boxeador"..
Quarta-feira, 16/1/2002 Alice no País de Freud, Marx ou Hegel Paulo Polzonoff Jr
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Existem leitores e leitores. Os primeiros, que são a grande maioria, quero crer, lêem por um estranho instinto que os guia página após página, até o êxtase final. Outros, lêem por uma necessidade estranha de encontrar sentidos ocultos em cada uma das frases impressas. Ao último time pertencem toda uma gama de acadêmicos, guiados por gurus como Marx, Freud e Hegel. Eles infestam os departamentos das universidades com teses que anunciam descobertas as menos interessantes possíveis: uma visão primitiva do fluxo de pensamento em Ulisses, de Joyce; uma cosmovisão da influência política da prosa dickensiana na União Soviética durante o regime stalinista; ou o falo e o totem nas Líricas de Camões. São livros cheios de aspas e citações nos mais remotos dialetos, que se sustentam por uma visão sempre específica demais sobre determinado parágrafo de tal página do romance tal. É como se, de cada obra-prima, brotassem obras-parasitas, que acabam, muitas vezes, por matar o hospedeiro.
Um dos casos mais explícitos é Lolita, o clássico de Vladimir Nabokov. O livro conta a história de um professor universitário que se apaixona perdidamente por uma menina de apenas doze anos. Pior: ele é seduzido por ela. Lolita é um verdadeiro demoniozinho, com consciência plena de cada ato seu. Claro que o professor não é nenhum santo; tanto que ele acaba por matar a mãe da menina quando ela descobre o flerte entre os dois. Nabokov, contudo, que não é bobo nem nada, tratou de dar uma explicação, logo nas primeiras páginas do livro, para a fascinação do professor Humbert Humbert pela pequena e lasciva Lolita: ele teria se apaixonado perdidamente, na puberdade, por uma menina que morrera dias depois de trocarem carícias, em algum lugar da Europa.
O livro, como se vê, é um prato cheio tanto para freudianos, como para marxistas e para sociólogos de todas as tribos. Além disso, é matéria-prima para leituras cristãs, mulçumanas e até médicas. Não estaria exagerando se dissesse que é um dos livros mais discutidos do século 20. Os freudianos, obviamente, se atém ao comportamento sexual de Humbert Humbert e de sua amante-mirim. Eles criticam a explicação de Nabokov para o desvio, por assim dizer, do professor — o argumento do romancista seria pouco consistente do ponto de vista analítico. E toneladas e toneladas de papel são gastas para se explicar o comportamento de Nabokov de acordo com esta ou aquela corrente da psicanálise. Já os marxistas, estes, mentes geniosas capazes de enxergar um chifre em cabeça de cavalo a quilômetros de distância nas largas e geladas estepes russas, gostam de ver no romance de Nabokov toda a degeneração moral causada pelo capitalismo. Ainda mais em se tratando de um escritor de origem russa, que se tivesse crescido e desenvolvido sua narrativa sob os auspícios do regime vermelho, jamais teria escrito tamanha pornografia. Para os adoradores de Marx, Lolita seria a encarnação do demônio estampado na nota de cem dólares. Os sociólogos, estes gostam de dar explicações as mais estapafúrdias possíveis. Rir, nestes casos, é o melhor remédio para não se irritar. A última que li até que não era das piores, e dizia que o livro de Nabokov nada teria a ver com pedofilia; o romance seria um retrato da hipocrisia americana, já que, na viagem empreendida pelos amantes por toda a América, ninguém questiona o fato de aquele homem dormir com uma menina. Até que parece plausível, não fosse reduzir o romance a um tratado antropológico. Os cristãos, obviamente, condenam o livro, sério candidato a entrar para o próximo Index Librorium Prohibitorium, por suas cenas de sexo, por sinal, narradas com extrema delicadeza por Nabokov. Eu, particularmente, jamais esquecerei uma cena em que Lolita se senta no colo de Humbert Humbert enquanto ele lê jornal e.
Escrevi sobre Lolita para anunciar o mais recente edição de Aventuras de Alice no País das Maravilhas e Através do Espelho, pela Jorge Zahar Editor (R$ 38,50), com as ilustrações originais de John Tenniel, e devidamente comentada pelo carrolliano Martin Gardner. O livro é enriquecedor do ponto de vista interpretativo. Jamais li, em toda a minha pequena vida, tantas notas inúteis.
Para quem não conhece e venha a se interessar pelo romance, As Aventuras de Alice no País das Maravilhas narra um sonho da pequena Alice numa terra imaginária. A divagação começa quando Alice decide seguir um coelho e entra na toca dele. Cai até o centro da Terra ou lugar próximo e lá conhece as mais estranhas criaturas, que estão sempre a se agredirem com piadinhas e trocadilhos. Já Através do Espelho conta uma viagem da menina por um... espelho! Lá ela se envolve num intrincado jogo de xadrez, também com criaturas estranhas, também com agressões mútuas. Para o comentador Martin Gardner, contudo, Alice... é mais do que uma história muito bem engendrada pela mente matemática de Carroll; é um verdadeiro Finnegans Wake do século 19. Por vezes, a impressão deste leitor foi de estar entrando na mente de Carroll e desvendando segredos nem por ele imaginados. Numa mistura de biografia com psicologismos fáceis, alguma erudição de enciclopédia e conclusões capazes de ligar a palavra guarda-chuva com uma civilização perdida no mar da Arábia, Gardner torna o livro de Carroll uma muralha intransponível, escrito, ao que parece, desde a primeira até a última linha, para ser um dos alicerces da literatura americana. Claro, como não poderia deixar de ser, na edição comentada faz-se alusões ao suposto envolvimento de Carroll com a garotinha a quem o livro foi dedicado.
Ler um livro sem este tipo de ruído (para usar um tipo de jargão que os comunicólogos adoram) é, por outra, uma experiência gratificante. As Aventuras de Alice... é uma obra-prima do nonsense, capaz de dar nó nas imaginações mais férteis. Esqueça os simbolismos matemáticos, a sexualidade sempre duvidosa de Carroll, a hipótese do consumo de drogas durante a criação do livro, as interpretações freudianas, marxistas, hegelianas, católicas ou protestantes, e tente ler o romance como uma história capaz de fazer os mais intrincados ziguezagues para se ir de a até z.
Não faço aqui, como podem pensar os mais precipitados, uma apologia da leitura retilínea, homogênea, pastosa e superficial. A mim me parece óbvio que livros como o de Carroll ou Nabokov (entre tantos) foram escritos com a tinta carregada da ambigüidade, e por isso mesmo é que são considerados grandes romances. A ambigüidade, contudo, permite muitas leituras individuais, e é nesse sentido que as leituras acadêmicas, seja de que corrente forem, são perniciosas. Porque reduzem o leitor-indivíduo a um leitor-seguidor, não raro membro de sociedades que se voltam para o estudo da arte numa espécie de tertúlia conspiratória sob os mandamentos deste ou daquele pensador. Quando nada há de maisindividual (quer chamar de egoísta? Pois chame) do que a arte.
Estamos en receso escolar.Las paradas se muestran atestadas de madres con niños que quieren ir al zoológico, al acuario o a cualquier otro lugar recreativo. En La Habana Vieja no queda un solo recoveco sin esos pequeñines que demandan un helado y le halan la falda a la abuela para que les compre una pizza. A las afueras de los parques de diversiones, una larga fila aguarda por subirse a los carros locos y despeinarse en las montañas rusas. Mientras, los padres meten la mano titubeante en la billetera. Saben que en la mayoría de los casos sólo los pesos convertibles lograran trastocarse en dulces y en refrescos, aunque la entrada al museo y al cine sea en moneda nacional. Los colegios serán, hasta que llegue el próximo lunes, sitios silenciosos y vacíos.
Mi hijo, que está en esa edad difícil entre la niñez y la adolescencia, también disfruta de su semana de vacaciones. Ayer, quiso nadar un rato en las playas del este de La Habana y allá nos fuimos, junto a mi padre que hacía una década no se llenaba los pies de arena. El mar estaba hermosísimo como siempre, el sol cumplía su papel allá arriba y hasta un par de nubes nos regalaron su sombra en este ardiente abril. La naturaleza, en fin, puso la mejor nota de la tarde. Sin embargo, una mezcla de desidia y abandono ha cambiado el paisaje costero que conozco muy bien desde mis años infantiles. Por supuesto que la zona para turistas -frente al hotel Tropicoco- está impecablemente limpia, con policías haciendo la ronda para que ningún cubano vaya a “molestar” a los extranjeros. Pero fuera de ese perímetro de confort, un verdadero desastre ecológico queda como escenario para los nacionales.
La arena ya no es una zona aplanada de ondas suaves. Cerca del mar se ve gris y compactada, mientras el viento se ha llevado sus partículas más finas hacia dunas enormes cubiertas de plantas espinosas. Entre la calle y lo que sería la espalda de los veraneantes se erigen ahora estos montículos que deben ser escalados para llegar a darse un chapuzón. Rocas, fragmentos de concreto y hasta maderos, se asoman en la orilla de varias partes del litoral. Boca Ciega, el trozo de playa donde iban las
familias hace treinta años y las prostitutas con sus clientes hace veinte, es hoy una zona carente del mínimo servicio de baños, cafeterías o sombrillas. Parece un campo de batalla después del bombardeo. Quitarse los zapatos para caminar un rato no es una buena idea, por culpa de los cristales y los trozos de metal. Ni hablar de la parte conocida como Guanabo, donde las zanjas de aguas albañales siguen drenando hacia el mar. Lo peor es que en las caras de los habitantes del lugar hay un gesto de olvido, abandono, pasado esplendor convertido en sal.
Mi hijo daba braceadas en el agua, mientras la adulta que soy se acordaba de todos los castillos de arena que levantó en aquel lugar. Evocaba aquellas diminutas fortalezas, desde cuyas torres empinadas el futuro parecía más hermoso y mejor.