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quarta-feira, 1 de maio de 2013

Imprensa espanhola usa adjetivo 'humilhante' para a derrota do Barcelona diante do Bayern de Munique

FÚTBOL / LIGA DE CAMPEONES | SEMIFINALES

El Bayern ridiculiza otra vez al Barça

Día 01/05/2013 - 23.23h

Los azulgrana, deprimidos sin Messi, se despiden de Europa con un doloroso y humillante 0-7 ante un rival tremendo

Barcelona
0
Bayern
3
De la manera más triste, maltratado por un Bayern de Múnich gigantesco, el Barcelona se despide de Europa sin aliento, consciente de que ha sido exageradamente inferior en estas semifinales de claro dominio germano. Fueron cuatro en Baviera y tres en Cataluña, puede que más doloroso lo de este miércoles porque vino a confirmar una debacle que se intuía en las rondas anteriores. Penalizados por la ausencia de Messi, que ni siquiera hizo de revulsivo esta vez, los azulgrana pasan a reivindicar la Liga de aquí a final de temporada, un consuelo que no compensa esta herida abierta que le deja la Champions. [Así lo hemos contado]
La remontada dejó de tener sentido una hora antes, devastadora la noticia que llegaba desde el túnel de vestuarios. Justo en el día que más se le necesitaba, imperial su presencia porque el milagro pasaba por algo extraordinario como él, Leo Messi se quedaba en el banquillo sin que haya trascendido la verdad sobre el asunto. Siempre hay silencio cuando toca explicar el estado del argentino y de repente, sin que nadie contara con ello, el entorno caminaba sin deseo hacia el Camp Nou. Cuatro goles eran demasiados y más aún sin Messi, triste y compungido desde la banda. [Fotogalería: las mejores imágenes del Barça-Bayern]
De todos modos, la realidad es que nunca se creyó demasiado en otra noche memorable y ni siquiera el mosaico que reclamaba orgullo brillaba con la fuerza de otros. El socio acudió porque este equipo se ha ganado el prestigio eterno, pero la realidad es que nunca ha estado en condiciones de luchar por la eliminatoria, muy menor en Alemania y únicamente dignificado por su público en una vuelta que murió antes de lo esperado.
Con todo, recibió el cariño de su gente para despedirse de Europa con la cabeza bien alta antes de aceptar que es urgente mover algo, que no vale vivir de lo que se hizo en otros tiempos. Éste es el de los equipos alemanes, especialmente representados por el poderío de un Bayern descomunal, un Bayern que tiene absolutamente de todo.
Pese a su renta, cómoda e impensable, el conjunto bávaro compitió con una grandeza única. Aceptó la batalla que le ofreció el Barcelona y el encuentro derivó en un espectáculo muy bonito aunque no hubiera ocasiones, tranquilas las porterías durante el primer tiempo.
Se vio muy poco a Valdés y aún menos a Neuer, imposible creer en la gesta sin apenas disparar a puerta porque los goles no llegan por casualidad. Más allá de un tiro de Pedro desde lejos, al Barcelona le faltó profundizar en ataque y rematar, nostálgico de Messi porque en ataque no hubo demasiada magia.
Cesc volvió a quedarse a medias en su posición de falso 9, Villa se movió sin alegría y el coraje de Pedro sirvió para bien poco. De hecho, la sensación de peligro la daba el Bayern con Robben y Ribery, dos gacelas a las que le pierde el egoísmo cuando conducen la pelota, pero cuyo trabajo es impagable.
Al Barcelona le sostuvo la solvencia de Piqué, seguramente el único que imaginó ser un niño para una noche sin control. El resto cumplió sin más y con eso no vale ante el Bayern, paciente y preciso para enterrar leyendas y espíritus que no suelen funcionar en clave azulgrana.
El Barça, ante todo, es más fútbol que épica y lleva unas semanas sin exprimir su manual, vulnerable en Europa pese a mantenerse en pie hasta las semifinales. Lo ha hecho como ha podido, agobiado ante el Milán y el PSG, y su límite estaba en el Allianz Arena, un escenario fatídico en el que terminó todo lo bueno. Ahí sí que compareció Messi, pero como si no lo hiciera.

Messi, ni aquí ni allá

Sin el argentino, la eliminatoria se desequilibraba radicalmente y la proeza dejó de existir, si es que existió en alguna cabeza, al poco de la reanudación. Se mantuvo exactamente el mismo guión y el Bayern desmontó una contra azulgrana para plantarse en campo ajeno a una velocidad de vértigo. La pelota le llegó a Robben y el holandés hizo el gol de siempre, su gol, un gol que no necesita más explicación que la de control, carrera hacia dentro y disparo a su palo más lejano. Sensacional, impecable.
Como el prodigio pasaba por fabricar seis tantos, el Barça asimiló que de ahí hasta el final sólo le quedaba honrar su historia reciente y tratar de jugar a algo, de hacerlo de la mejor manera posible. Tan sentenciada estaba la película que Vilanova sentó a Xavi y a Iniesta y el Barcelona, sin sus tres referencias, dejó de ser definitivamente el Barcelona.
Fue una tortura sin precedentes y ni siquiera quedaba honor que defender. Piqué marcó en propia puerta y Müller, inmediatamente después, apuntillaba a un enemigo rendido, un enemigo sin alma. Deambuló hasta su defunción, abandonado por un Camp Nou que le dejó en el momento más duro, y aplaudió con educación al Bayern de Múnich, el equipo que le ha descubierto la verdad. Hay cambio de orden en Europa, manda Alemania.

Ficha del partido